Pero la faceta más problemática de la informatización es el de la ofuscación, que aparece tanto con la dificultad de estar actualizado (estamos absorbidos intentando conseguirlo), pero principalmente con la interferencia con nuestros procesos mentales, como parte de eso que se ha dado en denominar inteligencia artificial, cuyo alcance es difícil de prever pero que se intuye importante. De hecho comienzan a considerarse los efectos de la circunstancia física (en este artículo), sobre nuestra capacidades intelectivas, pero no se considera la informática como circunstancia.
Como consecuencia, no se consideran más que parcialmente nuestros hábitos para con los medios informáticos: número de horas que como máximo debe estarse expuesto a los mismos, hábitos informáticos perniciosos, efectos psicológicos y médicos de la exposición, etc. Solamente se ha advertido del perjuicio para los niños de una temprana y excesiva exposición.
Actualmente el teletrabajo como medio de una nueva esclavitud, de un carácter similar a la pena de reclusión, y la ingenua o malintencionada imposición de la informática a la sociedad por parte de la administración pública (la publicación de las leyes no se hace ya en papel), son asuntos que no han generado ningun debate, ni oposición. Y es que no se identifica el problema.
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